¿Cuántas veces hemos dicho?: “Tengo hambre todo el tiempo”, “Me hace ruido la panza del hambre”, «Comería todo lo que se me cruce», «Me duele la cabeza del hambre»
Por Leonardo Coscia
“Tengo hambre todo el tiempo”, “Me hace ruido la panza del hambre”, «Comería todo lo que se me cruce», «Me duele la cabeza del hambre». Todas estas frases se relacionan al hambre propiamente dicho, pero hay diferencias, ya que no todas se refieren al mismo tipo de hambre.
«Es bueno saber diferenciar el hambre real del emocional, ya que ambos se tratan de diferente manera, y muchísimas veces uno empieza a hacer dieta sin tener en cuenta esto que es súper importante, porque el hambre emocional y el real, con las dietas aumenta y se hace cada vez peor», explicó la nutricionista Agustina Murcho.
La especialista, que fundamenta su trabajo en que, en contra de las dietas, sus principios se fundan en que una persona en general puede comer explicó que el hambre real «es el hambre fisiológico, la falta de comida que se da por no comer por varias horas y
por comer de manera insuficiente».
«El cuerpo empieza a manifestarlo con dolor de cabeza o de estómago (como dice la frase), o con la sensación de “hambre” que es difícil de describir pero
todos lo tenemos, o con el típico mal humor de “hambre”. La solución es comer, nada más que eso. Se come, el estómago manda la señal al cerebro de qué hay comida, y tema solucionado. En estos casos, comeríamos cualquier cosa, desde una ensalada a una milanesa con puré, porque lo que necesitamos es calmar esa sensación», destacó Murcho.
La nutricionista afirmó en tanto que el hambre emocional «el más difícil de combatir, este tipo de hambre hace que tengamos hambre “todo el tiempo” y que nada nos llene, porque el cerebro utiliza a la comida para evadir problemas, emociones y pensamientos. Suele darse con atracones, comidas de mala calidad, comer de más o picoteos».
«Se debe hacer tratamiento nutricional, psicológico y si es necesario, psiquiátrico, ya que solamente con nutrición no alcanza, porque el problema de base no es la comida sino las emociones. Es un trabajo muy duro, lleva su tiempo, pero se puede salir. Esto es importante saberlo para saber cómo tratarse. Pero siempre deben tratarlo con un
profesional que tome en cuenta estas cosas y lleve a cabo un plan adecuado para la situación de cada uno», concluyó.
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